"High tension", la gota que colmó el vaso

Jorge Millaruelo19/11/2013

El altercado del Everest, en la que dos de los mejores alpinistas del planeta fueron agredidos por un centenar de sherpas, es una de las noticias más relevantes –y posiblemente la que más opiniones enfrentadas ha generado- desde hace mucho tiempo en el mundo de la montaña. Ya han pasado varios meses desde el incidente que parecen haber devuelto la calma al Campo Base del techo del mundo y todavía sobrevuelan las dudas del porqué de tan ingrato episodio. High tension, presentada en Europa el pasado fin de semana -en el Fescinat madrileño y en el Festival de Torelló, arroja algunas luces.

2013 ha sido el año en el que Ueli Steck, reconocido por sus ascensiones a esprint, ha decidido estrenarse en las grandes moles del Himalaya. A un alpinista ambicioso como él no le tembló el pulso al firmar un debut por todo lo alto: en el Everest, realizando una travesía de altura hasta el Lhotse –por una nueva vía- y, por supuesto, sin oxígeno suplementario, sherpas ni cuerdas fijas. Con este objetivo se unió a otro de los grandes, el experimentado Simone Moro que además conoce a la perfección el Everest donde realiza rescates con su helicóptero.

Pero esta cordada invencible encontró un escollo que no iba a poder superar: el latente conflicto con los sherpas explotó en sus manos. Durante la fase de aclimatación, los alpinistas se encaramaron a las primeras rampas del Lhotse, donde un equipo de sherpas fijaba cuerdas. Allí, a 6700 metros de altura, comenzó la disputa que se alargaría hasta el Campo 2 donde decenas de sherpas acabaron expulsando –pedradas incluidas- a los alpinistas.

¿De quién es el monte?
Las primeras rampas que dirigen al Lhotse desde el C2 –compartido con el Everest- se reservan para las expediciones comerciales por su baja dificultad y porque el trasiego de alpinistas puede dificultar el trabajo de los sherpas, según un supuesto acuerdo tácito. Es por ello, que la incursión de Steck y Moro (que podrían no haberlo sabido) fue entendida como una falta de respeto y saltó la chispa de un incendio que “se veía venir”, tal y como concluye Tashi Sherpa en el documental.

Parece evidente que el alpinismo y los deportes de montaña se basan en la libertad de movimiento de los humanos por los enclaves más inhóspitos y espectaculares del planeta. Es por ello que parece injustificable la apropiación que empresas y sherpas hacen de la montaña. Pero… –antes de hacer juicios tal lejanos- ¿acaso no tenemos ejemplos similares en nuestro territorio?

La gota que colmó el vaso, ¿pero cuál?
Si alguna conclusión extraemos de los escasos 30 minutos de High tension, es que el conflicto que se deriva de la trifulca del Everest es complejo y extenso, y que no ha terminado. La histórica relación sherpa-alpinista, su falta de reconocimiento social o el negocio de las grandes montañas son algunos de los puntos a analizar si se quiere evitar que situaciones tan lamentables dejen de ocurrir. ¿Habrá algún otro realizador que lo quiera tratar?

High tension es uno de los films que integra el Reel Rock Tour 8 que arrancó en septiembre en Estados Unidos y que ya ha llegado a España y visitará Barcelona el próximo 12 de diciembre. Os dejamos con el trailer.

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