Desde su creación en 2007, la Federación Internacional de Escalada Deportiva (IFSC) ha tenido como objetivo hacer de este deporte una disciplina olímpico. Ahora se encuentra más cerca que nunca y hoy, 19 de diciembre, se presenta ante el Comité Olímpico Internacional con una propuesta de participar en los Juegos Olímpicos de 2020.
Al encuentro en Lausana (Suiza) se ha desplazado cuatro representantes de la IFSC, entre ellos su presidente Marco María Scolaris y los deportistas referentes como Sean McColl y Evgeniya Malamid. Su misión no es otra que tratar de convencer al COI de que la importancia de los valores de la escalada y del estilo de vida único que implica este deporte.
Sin embargo hay siete candidatos para la única plaza olímpica. El COI propuso también al kárate, el béisbol, el patinaje sobre ruedas, el sóftbol, el squash, el wakeboard, el wushu y la escalada, como posibles deportes olímpicos algo que tres de ellos -béisbol, sóftbol y karate- ya consiguieron en el pasado. La decisión final se tomará en Buenos Aires en septiembre de 2013.
El camino de la escalada deportiva hacia el Olimpismo viene de lejos para la escalada deportiva. Si los primeros contactos empezaron con la fundación de la IFSC en 2007, tres años más tarde consiguió su primer reconocimiento olímpico y entró a formar parte del Sportaccord. Desde ese momento ha las competiciones de escalada deportiva han sido seguidas de cerca por miembros del COI. Todo este trabajo se ha materializado en la campaña Dream 2020 que, a través de Facebook, pretende aunar apoyos así como conseguir financiación.
A pesar del interés creciente por este deporte, hay un factor que complica especialmente la candidatura de la escalada. Según las normativas del COI, las disciplinas olímpicas tienen que contar con el soporte de un mínimo de 75 países. La IFSC está respaldada por 76 pero el problema es que generalmente en las competiciones sólo acuden alrededor de 50 países.
La “olimpización” de la escalada deportiva, que espera la respuesta para 2013, supondría un punto de inflexión en la formalización y normalización de esta modalidad. Esto significa que recibiría más fondos y promoción, con lo que se supone aumentaría su popularidad, mientras que necesitaría de unas normas más estrictas y de unas relaciones basadas en la competición.
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