La historia de los empotradores es reciente y surge en la búsqueda de una escalada más limpia. Fue en los años 50 cuando se empezaron a utilizar los primeros empotradores metálicos, aunque ya se utilizaban en los años 30 y 40 otros materiales más arcaicos para asegurar, como piedras, nudos y cuñas de madera.
Un claro ejemplo de cómo era el material en el pasado, y estamos hablando sólo de unas décadas, está en el museo de Ajaccio, en la isla de Córcega, fue fundado por Stéphane Pennequin y concentra la mayor colección de empotradores y accesorios de escalada del mundo.
Antes de nada definiremos qué entendemos por empotrador. La definición más sencilla es la siguiente: “son elementos metálicos que se encajan en fisuras (sin uso del martillo) para crear puntos de anclaje que nos permitan asegurarnos durante la escalada, nos ayudan en la progresión en el caso de la escalada artificial y, a su vez, nos permiten montar reuniones”.
Existen dos tipos fundamentales de empotradores: los pasivos y los mecánicos. Los empotradores mecánicos pueden ser de levas, como los conocidos friends, y sin levas, como los Ballnutz. Los pasivos son los fisureros, tricams y excéntricos. A los fisureros también se les puede llamar "bicoins", si son de caras rectas, y "stoppers", si son de caras curvas. Los "offset" son un caso especial de microfisurero con cuña de bronce asimétrica que se adapta mejor a fisuras abiertas hacia afuera.
Aunque en la actualidad todo este material está muy evolucionado, esto es fruto de muchos años de prototipos y experimentos de los escaladores de la época que intentaron una escalada cada vez más limpia sin el uso de los clavos. La historia de los empotradores empezó cuando a alguien se le ocurrió, durante el ascenso a determinadas paredes, empotrar en las fisuras piedras de distintos tamaños transportadas en los bolsillos de los pantalones. A estas piedras se les colocaba el correspondiente cordino y se continuaba con la escalada.
Este cambio de mentalidad por escalar limpio, es decir sin clavos, surge en Gran Bretaña en los años 1920 y 30, no por razones ambientales, sino más bien por razones éticas. Se consideraba el uso de pitones como algo menos glorioso y restaba importancia a la escalada. Fue en los años 50 cuando se empezaron a utilizar elementos metálicos como empotradores. Al principio no eran más que simples tuercas de distintos tamaños a las que se les pasaba un cordino. Poco a poco estas tuercas evolucionaron hasta convertirse en pequeñas piezas altamente elaboradas.
En 1961 John Brailsford, diseñó por primera vez el “Acorn”, una especie de bellota de aluminio rematada con un cordino. Poco después en 1962 creo el “Moac”, considerado el primer fisurero de la historia.
Charles Curtis fue probablemente el primero en diseñar fisureros con cable y así aparecieron los “Little Mesters”. Los primeros fueron un fracaso, el aluminio fundido se vertía sobre el molde para conseguir la forma del fisurero pero debilitaba el cable de acero anudado. En las pruebas de carga el fisurero se rompía. En 1964 Trevor Peck viendo los problemas que causaban los moldes y el aluminio fundido, creo los “crackers” hechos de acero estriado redondo o en duraluminio.
El cable de acero en los primeros prototipos se unía con soldadura de plata y posteriormente con casquillo estampado Talurit (sistema de prensado del casquillo). En la actualidad la unión de los cables se produce mediante un proceso de presión en caliente, es decir, el casquillo se calienta sin llegar a fundirse, y se le somete a alta presión.
Trevor Peck falleció en 1969 y no pudo terminar de fundar su propia empresa, Peck equipos de escalada. La fabricación de empotradores ya no era algo que se hacía en el patio de casa de forma casera, se había convertido en un negocio.
[Continúa en Mirando al pasado: fisureros contra empotradores. Llegaron los años 70]
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