Castilla y León cuenta ahora con uno de los catálogos más exhaustivos sobre orografía montañosa de España. El proyecto 'Dosmiles de Castilla y León' ha recorrido durante más de siete años las cumbres de más de 2.000 metros de altitud y ha clasificado y ordenado los resultados de su trabajo.
La iniciativa, que surgió como un reto personal y deportivo, establece un listado abierto al público en el que se reflejan 430 cumbres que han alcanzado esta clasificación de acuerdo fundamentalmente al criterio de prominencia. Los deportistas y propulsores del proyecto, Eloy Santín y Nacho Sáez, junto al geógrafo y técnico en sistemas de información geográfica, Francisco Miguel García, han compilado un registro en el que han analizado más de 700 cotas de la Comunidad. “Es complicado elegir un criterio para clasificar las montañas, unas personas lo harán por su belleza, otros, por su dificultad… El de prominencia es el más objetivo”, explicó en la presentación del proyecto Francisco Miguel García.
El grupo ha analizado los distintos macizos montañosos de Castilla y León. De la Cordillera Cantábrica o los Picos de Europa, pasando por las sierras de Guadarrama, Gredos o Demanda, y hasta las de Urbión, Cebollera y Moncayo. El proyecto ha centrado su trabajo en la diferenciación entre cima y cumbre. La Unión Internacional de Asociaciones de Alpinismo (UIAA) ante la necesidad de determinar qué cumbres gozaban de entidad para obtener reconocimiento como tales determinó hace años que el parámetro más importante para la clasificación era el de prominencia. Este responde a la diferencia de alturas entre la cima y el punto más bajo (brecha o collado). Las elevaciones con una prominencia de entre 30 y 300 metros, según este criterio, adquieren la consideración de cimas. Sin embargo, de entre todas las cumbres, tan solo se valoran como montañas independientes aquellas con una prominencia de 300 metros o más. Este parámetro ha sido también el básico -aunque no el único- empleado a la hora de elaborar el listado de los 'dosmiles de Castilla y León'. “Es un proyecto que no tiene parangón es España, sobre todo por el análisis científico que se ha realizado con posterioridad al trabajo de campo”, aseguró el presidente de la Federación de Deportes de Montaña, Escalada y Senderismo de Castilla y León (Fdmescyl), Javier González.
El resultado del trabajo se ha recogido en listados que agrupan las cumbres de cada sector y que se publicarán de forma progresiva, tanto en la página web que ha seguido la actividad, como en la de Fdmescyl. “Cuando iniciamos el proyecto, ni nos imaginábamos que Castilla y León pudiera tener tantas cumbres de más de dos mil metros. Ahora está claro que no hace falta irse a los Alpes o al Himalaya para hacer montañismo o escalada. En la Comunidad tenemos montañas de todo tipo”, afirmó Nacho Sáez, quien incidió en que el resultado responde a más de 1.500 horas en la montaña, 186.000 metros de desnivel superados y 2.500 kilómetros recorridos.
“Después de siete años, este proyecto ha cambiado mi forma de entender la montaña. Ahora conozco muchas más. Una de las últimas que hemos catalogado, la Torrezuela, en el Macizo Central de los Picos de Europa, ha sido de las que más me ha impactado. Yo le decía a Nacho que era imposible subirla. Es un pico sin apenas agarres, totalmente aislado, y antes pasábamos por delante de ella sin apenas mirarla”, señaló Eloy Santín.
Respecto de cada cumbre analizada, el listado refleja sus distintas denominaciones, sus coordenadas, su prominencia y su aislamiento respecto de otras cumbres, lo que permite aportar datos sobre su ubicación y categoría.
Junto a cada listado se acompañará igualmente un mapa con escala de gran resolución para poder apreciar de forma más nítida cada una de las cumbres y un archivo a través del cual cualquiera podrá descargarse todas las cumbres de un sector en su dispositivo GPS y así poder visualizarlas en para programar o realizar excursiones en esa zona.
Listas públicas y abiertas
El listado completo está abierto a toda la sociedad, para poder incorporar las aportaciones que puedan realizar todos aquellos que conocen mejor las zonas analizadas. De ahí que se solicite la colaboración de todos sugiriendo correcciones (en nombres, localizaciones u otros elementos), o proponiendo la incorporación de nuevas cumbres (a través de la identificación de sus coordenadas y su denominación), para así obtener un registro más completo y contrastado.
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