Pedro Cifuentes regresa de la Torre Sin Nombre

Redacción - @outdooractual18/08/2015
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Tras casi 20 días en la gran pared, el bombero conquense descendió a la base de la Nameless Tower (6.239 m), situada en la zona de Baltoro en el Karakórum pakistaní. No ha trascendido si el escalador del equipo Rab consiguió cumplir su objetivo de escalar por primera vez en solitario la Spanish route (1.500 m, ED, 5.10, A3) y llegar a la cumbre.

“Pedro acabó tocado por su lucha en solitario, tanto física como mentalmente la experiencia ha sido muy dura. Tantos días en la pared con malas condiciones, los últimos sin comida, el agotamiento, el frío y la altura le han pasado factura y cuerpo y mente se rebelaron ante tanta hostilidad. Ha perdido muchos kilos y tiene unos dedos de los pies congelados. Se va reponiendo despacio, intentando aclarar todas sus ideas en la cabeza después de la experiencia tan dura que ha vivido. En pocos días estará en España y en cuanto se recupere nos contará de primera mano su historia de lucha y superación”, describe en su perfil en Facebook, donde explica que ya ha llegado a la capital Islamabad para tomar el vuelo de vuelta.

Diario de la expedición
El pasado 6 de julio, partió rumbo a Pakistan para reencontrarse con “aquel lugar tan inhóspito aunque de inigualable belleza al que se le conoce como ‘Las Catedrales del Mundo". Tras analizar fotografías del pasado año, las fisuras de la Spanish Route parecía la principal opción, mientras que la ruta Eslovena se dibujaba como plan B.

El mal tiempo impidió que tomara el vuelo interno que tenía previsto hasta Skardu, a donde llegó finalmente por carretera. “La Highway del Karakorum en un infierno en el que te puede pasar de todo, un viaje más peligroso y largo. Serían 20 horas mínimo si todo iba bien, pero era mi única opción si no me quería demorar más. Como era de esperar, en el viaje nos pasó de todo, especialmente controles policiales, donde hasta me cachearon en busca de armas. En el Babasur Pass (4.170 m), la cosa se puso más tensa. Los policías nos aseguraron que no se podía pasar sin escolta ya que es una zona muy peligrosa y uno de ellos se montó en nuestro coche y otro jeep con 2 policías nos seguía por detrás. Parece ser que los ataques a convoyes en esta zona son habituales. Después de una hora escoltados, los polis nos abandonaron y continuamos el viaje más tranquilos, aunque los problemas no se habían acabado ahí. Algo después, la carretera apareció sepultada por un alud de enormes dimensiones, con agua y desprendimientos de roca por todas partes.”

Y llegó finalmente a Skardu, y de allí a Skoli, donde con la ayuda de porteadores desplazó todo el material al campo base del Trango, su hogar durante las siguientes dos semanas. El jueves 23 de julio, Pedro Cifuentes se estrenó en la pared. En las primeras tres jornadas progresó hasta los 5.800 metros, a gran velocidad y superando la travesía que el año anterior le había impedido continuar. “En la pared coincidí con cuatro coreanos que ascendían por otra ruta y que han tenido peor suerte que yo. Un desprendimiento alcanzó a uno de ellos fracturándole un tobillo y han tenido que abandonar”.

Tras este impetuoso inicio, llegó el mal tiempo. El domingo 26 comenzó a nevar, lo que ralentizó su avance y le obligó a sufrir la soledad de una pared en la que todas las cordadas ya se habían retirado. Durante los siguientes días, en los que intentaba mantenerse activo a pesar del mal tiempo, sufrió una caída de 10 metros, lastimándose dos dedos. Muy cerca ya de la cima, los vendó y continuó esperando su ataque final. Una ventana de buen tiempo para los días 6 y 7 de agosto, le animó a planear un ataque rápido a la cima, “en estilo alpino, solo con lo imprescindible, para intentar llegar a cumbre y descender” en dos días. Sin casi batería en el teléfono satelital, partió y su siguiente comunicación le situó en un vivac de fortuna, agotado por la intensa actividad y sin comida para poder reponerse.

¿Llegaría a la cima antes de descender exhausto?

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