Más allá de las cifras oficiales, y basándonos, básicamente, en nuestras sensaciones (a riesgo de equivocarse), la edición de este año de ISPO ha cerrado sus puertas con un buen sabor de boca.
Primero, las cifras oficiales: la edición 2017 de ISPO ha cerrado sus puertas con un ligero crecimiento de visitantes. De los 81,368 profesionales que acudieron al salón el año pasado se ha pasado a los 85.000 de este año, lo que representa un crecimiento del aproximado del 4,5%. Además, el salón, que este año también ha logrado récord de expositores (2.732) ha acentuado su carácter internacional, con visitantes de más de 120 países, y un importante crecimiento de los visitantes de Italia, Rusia, Gran Bretaña, China y estados Unidos.
Klaus Dittrich, máximo responsable de Messe München, ha destacado la excelente atmosfera que ha tenido el salón, añadiendo que, “incluso en la era digital, el mundo analógico es fundamental. Aquí es donde se desarrollan estrategias y se alcanzar acuerdos: en los intercambios personales. ISPO MUNICH reúne a la industria, desde pequeños minoristas especializados hasta líderes del mercado global. Ofrecemos una plataforma para hacer frente a los desafíos que enfrentará el sector comercial en el futuro”.
Esta cifra de visitantes, aunque ligeramente superior a la del año anterior, confirma la estabilidad (bendita) de los últimos años. Eso sí, diferencia de ediciones pasadas, en la de este año se ha oído un poco más de español en los pasillos del salón. Probablemente la cifra de visitantes nacionales no sea para tirar cohetes, pero viniendo de donde veníamos cualquier sensación de que la cosa ha ido a más es muy positiva. Si en las últimas ediciones la alta cifra de visitantes nacionales se debía más a la presencia de marcas nacionales expositoras (55 este año) y representantes de las marcas internacionales que a la cifra de detallistas, en esta edición la mayoría de expositores ha constatado la buena presencia de detallistas nacionales. Los de siempre no han faltado a su cita (grandes operadores off y online, los principales grupos de compra, varias tiendas especialista y algún multideporte), pero este año también han vuelto a Munich algunos que hacía tiempo que no venían y, sobre todo, muchos que estrenaban en el salón bávaro. Quizás por curiosidad. Quizás por inquietud. Y eso es buena señal.
Faltará ver las cifras oficiales que hará públicas ISPO. Y el balance de sus responsables. Pero las sensaciones, insistimos, han sido buenas. Sobre todo los dos primeros días, con mucha gente en los pabellones (en unos más que en otros, como siempre) y con mucho trabajo. Los españoles se han mostrado, por lo general, bastante satisfechos, tanto por la presencia de detallistas nacionales como, también (o sobre todo) por las oportunidades que puedan surgir en otros mercados.
ISPO mantiene su papel como la gran plataforma sectorial. Pero también tiene ciertas asignaturas pendientes. Algunas tienen que ver con el formato de algunos de sus pabellones (la estética de algún pabellón de Active Sports no ha convencido), otras con las fechas (hay quien reclama adelantarlas) y, otras (las que más ruido hacen) con el precio del m2. Y no son pocos, ni pequeños precisamente, los que se han quejado…
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