Un complemento imprescindible

Redacción - @OutdoorActual19/10/2016
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Para darse cuenta de la fuerte evolución que han experimentado los complementos, y más allá de la obviedad de ir a mirar las cifras, basta con darse una vuelta por alguna ruta habitual de los amantes del trekking o por alguna carrera de trail. Muchos productos de esta categoría se han convertido en un compañero imprescindible para el deportista. Y, sin duda, su funcionalidad ha sido clave en este reposicionamiento. Funcionalidad que muchas veces tiene que ver con la seguridad y con el rendimiento, dos aspectos fundamentales para los deportistas, que cada vez tienen más claro que determinados accesorios son tan o más importantes que unas buenas botas o una tercera capa de gama alta.

La lista de complementos técnicos es muy larga y podríamos llenar muchas líneas hablando de cada uno de ellos, pero al final, lo más importante, es que todos pueden acabar siendo imprescindibles: un frontal, unas gafas de sol, un GPS, un pulsómetro, unos bastones, una multiherramienta o, incluso, una pequeña cámara de vídeo pueden llegar a ser determinantes en cualquier aventura.

Alargar el día
En la montaña tener una buena visibilidad es importante. Y lo es cuando caminamos y, también, cuando decidimos hacer noche en algún lugar. En los últimos años, los frontales han ganado mucho peso en el mundo del outdoor, tanto en el trail como en las salidas de más de un día. La posibilidad que ofrecen de alargar las jornadas más allá de la puesta de sol y, también, de hacer una vida relativamente normal cuando nos quedamos sin luz. Parece una tontería, pero poder cenar, leer o charlar un rato con nuestros compañeros con una buena iluminación es un lujo que tenemos al alcance.

La elección ya depende mucho del uso que queramos darle y de las prestaciones que queremos potenciar: cambia mucho un frontal de trekking que uno de trail, y hay aspectos como el peso, las dimensiones, los niveles de intensidad, los modos de iluminación, el tipo de haz luminoso y, obviamente, la potencia de luz o su alcance, que son determinantes a la hora de decidirnos por un modelo u otro. Comodidad y una buena sujeción serán otros dos aspectos que deberemos tener muy en cuenta a la hora de escoger que frontal metemos en nuestra mochila.

Soluciones para todo
Probablemente las llamadas multiherramientas son el típico artículo en el que uno no piensa cuando prepara una salida. Y probablemente sea el que echamos más de menos cuando, en nuestro camino, se nos cruza un contratiempo de esos que nunca te esperas, como abrir una botella, arrancarle un pincho a alguien o, simplemente, cortar una cuerda. Y esa es su gran baza, su gran funcionalidad y las múltiples opciones que nos ofrece. Existe una larga lista de opciones, desde las que apenas tienen una navaja hasta las que esconden abrelatas, lima, cuchillo, tijeras, pinzas, lupa o, incluso, un palillo. Y aunque evidentemente puede que no acabemos necesitando nada, por el espacio que ocupan y por su precio, nunca está de más llevar una en nuestra mochila. Difícilmente nos arrepentiremos de llevarlo en la mochila... pero sí podemos lamentar no hacerlo.

El sol: el enemigo invisible
Todos tenemos la mala costumbre de priorizar unos artículos antes que otros. Le damos absoluta prioridad a la ropa y al calzado porque estamos convencidos de que el frio, la lluvia o el son nuestros únicos “enemigos” en la montaña. Y siempre nos olvidamos del sol. Un sol que, en la montaña, es muy traicionero. Traicionero y dañino. Y en este sentido es imprescindible que tomemos medidas para protegernos de sus radiaciones, tanto en verano, como en invierno –sobre todo si hay nieve-. Las consecuencias de no protegernos pueden ser más graves de lo que uno suele pensar y si no nos protegemos de él, podemos sufrir desde quemaduras, daño en los ojos o dolores de cabeza, hasta insolaciones o subidas repentinas de temperatura corporal por golpe de calor…. Por eso es tan importante que en nuestro equipo llevemos unas buenas gafas de sol, que se ajusten bien y que sean ligeras, una gorra (o un tubular) que garantice una buena transpiración y protección en las zonas críticas (ojos, orejas, cuello…) y, también, un protector solar, sobre todo para las partes de la piel más expuestas.

Controlando el entorno... y nuestro cuerpo
En los últimos años la tecnología se ha convertido en uno de nuestros mejores aliados en la montaña. Las ventajas que nos aportan a la hora de conocer muy bien el entorno en el que nos movemos y guiarnos por él, suponen un plus de seguridad al que no deberíamos renunciar en algunas de nuestras aventuras. Por muy puristas que seamos, aparatos como los GPS –algunos incorporados en los ordenadores de muñeca- son básicos para maximizar nuestra seguridad en la montaña. Escoger el recorrido, guardar un itinerario, tener claro dónde estamos, hacia dónde vamos y cuanto nos falta, conocer cuál es la temperatura y cuál es la tendencia meteorológica, saber a qué altura nos encontramos o cuál es el desnivel que hemos sorteado, son una serie de informaciones que a todo amante del outdoor le gusta conocer y que, además, suelen ser importantes para tomar decisiones. Algunos de estos datos también los podemos conocer a través de los llamados pulsómetros, que además de ofrecernos información sobre altitud, presión atmosférica o desniveles acumulados, también nos pueden dar datos detallados sobre nuestro estado físico, ayudándonos a maximizar nuestro rendimiento.

Una lista interminable
Apenas hemos hablado de tres o cuatro artículos que pueden ser importante meterlos en la mochila. Pero hay muchos más. Cuanto más exigente y/o larga sea nuestra salida, más importantes serán estos complementos. En la montaña uno puede pasar varios apuros y lo mejor es tener herramientas para superarlos. Frontales, gafas o multiherramientas son importantes, pero también lo son, por ejemplo, todo aquello que tiene que ver con la cocina y el menaje, botellines, cantimploras o mochilas de hidratación. Y no podemos olvidarnos, tampoco, del botiquín. No hay cargar con un hospital de campaña, pero sí que es aconsejable pasarse de prudencia y no dejarnos en casa cosas que podemos necesitar para solucionar sobre el terreno una primera incidencia. Y por suerte en el mercado hay verdaderas virguerías que en muy poco espacio y con muy poco peso nos pueden ahorrar algún disgusto. En la montaña cuidar los detalles es cuidar nuestra seguridad. Quizás eso nos cuesta ir un poco más cargados de lo que nos gustaría, pero la seguridad está muy por encima del peso.

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